La salud visual en 2015

por | octubre 14, 2023

Futuro Salud Tecnologia

Comienza el año y que mejor manera de hacerlo que hablando de las tendencias y novedades relacionadas con la salud en general, y la visual en particular, que en 2015 podrían hacerse realidad.

Ya os lo comente el otro día en el post: ¿Y si la óptica solo fuese el principio? , este año os hablaré sobre los avances en este sector, el de las nuevas tecnologías con aplicaciones médicas, que empieza a dar sus primeros pasos pero que muy pronto formara parte de nuestras vidas y de nuestros negocios.

El año pasado ya se produjeron avances increíbles en muchas áreas clínicas, entre los relacionados con la visión podríamos destacar: los diseños de lentes de contacto inteligentes, las investigaciones para desentrañar los factores neurológicos relacionados con la visión, o el ensayo con células madre para frenar el avance de la degeneración macular asociada a la edad (DMAE). 

Si bien estas áreas de investigación continúan progresando a gran velocidad, hoy quería compartir con vosotros otras tendencias clínicas que se están desarrollando en 2015 y que van mucho más allá.

 

Nuevo año, ¿nuevos medicamentos?

 

Este año podría ser crucial para el desarrollo de fármacos basados en la combinación de diferentes tratamientos ya existentes, para luchar contra DMAE o contra el glaucoma.

En primer lugar está la escualamina, un compuesto que se descubrió por primera vez en los tejidos de los tiburones, y que parece que podría transformar por completo el mercado de fármacos contra la DMAE. Los estudios preclínicos demostraron que este medicamento aplicado en forma de gotas, es capaz de penetrar hasta la parte posterior del ojo y aumentar considerablemente la agudeza visual del paciente cuando se combina con Lucentis. El fármaco, aun experimental, cuenta con los avales de FDA en los EE.UU., y se espera que en breve se inicie un estudio clínico de fase III.

Por otro lado, los receptores de adenosina están mostrando un gran potencial para luchar contra glaucoma en los ensayos clínicos, aunque por ahora se encuentran aun en una fase temprana de tests. Mientras, los estudios sobre los inhibidores de la rhoquinasa (ROCK), que operan sobre la malla trabecular, continúan avanzando por buen camino. Si se tiene éxito, los inhibidores de ROCK se convertirían en el primer nuevo tipo de fármacos para el glaucoma en casi dos décadas (desde latanoprost).

La reutilización de los medicamentos que ya están en uso, podría ser otra línea prometedora de investigación de cara al tratamiento de enfermedades. Si no recuerdo mal, en diciembre ya os comente la posibilidad de que un tipo de medicamentos utilizados contra el VIH pudiese ser reutilizado para detener, sobre una zona concreta, la atrofia de la retina provocada por la DMAE seca. En lo que respecta a la DMAE húmeda, habrá que seguir insistiendo en que el uso del Avastin fuera de su objetivo principal que es la lucha contra el cáncer, siga cobrando fuerza entre las instituciones sanitarias como una alternativa económica y accesible frente al uso del Lucentis, cuyo precio es prohibitivo.

 

Las pruebas genéticas

 

La detección de los factores de riesgo genéticos parece que va a jugar un papel aún mayor en la asistencia sanitaria en el año 2015 y aún más en los años venideros. El objetivo es simple y al mismo tiempo crucial: conocer por anticipado que enfermedades son susceptibles de sufrir los pacientes y así, bien modificar aquellos hábitos de vida que puedan ser un factor de riesgo o bien, poner en marcha los tratamientos contra la enfermedad antes de que sea demasiado tarde.

En lo que respecta a la visión, investigadores de la Universidad de Manchester exploran el genoma humano para poder cuantificar el riesgo de sufrir cataratas. Esas investigaciones han llevado a aumentar hasta el 75% la precisión de la detección de cataratas congénitas mediante la identificación de marcadores genéticos entre los pacientes que participaron en el estudio. Mientras, en Liverpool, los investigadores avanzan con paso firme en sus trabajos sobre la identificación de los genes relacionados con el glaucoma.

Teniendo en cuenta que en los años venideros, tanto las pruebas como la tecnología van a verse significativamente mejoradas, es muy probable que se pueda perfeccionar el diagnóstico de las enfermedades y al mismo tiempo, obtener una mejor comprensión de la mismas y de sus causas, lo que daría pie a mejorar su prevención y su tratamiento.

 

Objetos conectados

 

A medida que Google avanza en el desarrollo de una segunda generación de sus Google Glass o que los objetos conectados se van convirtiendo en un elemento mas de nuestro cotidiano. Una nueva generación de dispositivos portátiles están ya preparados para comenzar su andadura comercial e ir acaparando partes de mercado.

Los acelerómetros e otros tipos de sensores que podemos encontrar en muchos de los objetos conectados que los fabricantes nos proponen, bien sea comprando un dispositivo o bien sea integrándolos en nuestros terminales móviles, están permitiendo hacer un seguimiento minucioso de todo lo que hacemos: distancia, presión arterial, pulsaciones cardiacas, horas de sueño,…. Además, la miniaturización de los componentes electrónicos abre la puerta a que sean fácilmente integrados en la ropa o incluso utilizados para crear fibras conductoras que después se convertirían en telas con las que fabricar la ropa, tanto deportiva como de otro tipo, lo que abre aún más las posibilidades de que, tarde o temprano, todos estemos “monitorizados”. Y ya puestos, ¿por qué no imaginar sensores de presión en las lentes de contacto o en las monturas o gafas de sol?

Monitores de salud inalámbricos portátiles que se conectan a un teléfono inteligente o una tableta a través de Bluetooth podrían registrar los datos fisiológicos del paciente. Por ejemplo, si una persona mayor que llevaba un dispositivo de este tipo tiene una caída, sufre un ataque al corazón o un derrame cerebral, la persona que le monitoriza (un cuidador, un medico o su propia familia) podría ser alertada de forma inmediata por un mensaje enviado a su smartphone u otro dispositivo de seguimiento.

Otro campo de estudio y que presenta un gran potencial de aplicaciones futuras son los dispositivos de Eye Tracking. Aparatos de este tipo se están desarrollando a gran ritmo y podría proporcionar formas innovadoras para verificar la salud de los ojos de los pacientes. A finales del año pasado os hablaba de una tecnología que permitiría analizar los diminutos movimientos oculares que se producen mientras alguien ve la televisión y que podría detectar si hay signos en esos movimientos que delaten el glaucoma.

 

Big Data

 

Catalogada como una de las «ocho grandes tecnologías ‘ por los especialistas en 2013, la gestión de grandes cantidades de datos (Big Data) ha pasado a formar parte de nuestro cotidiano, aunque muchos no lo sepan.

Uno de los campos donde su implantación ha sido más importante es en el de la economía y las finanzas. Ahora bien, con la llegada de los objetos conectados que os comentaba en el punto anterior, el nuevo caballo de batalla serán los datos fisiológicos de las personas que los lleven y que van a comenzar a fluir en cantidades ingentes hacia los fabricantes de esos dispositivos, los cuales (así lo espero) harán buen uso de ellos. El desafío ahora para todos ellos será el de convertir los exabytes de datos capturados en un tipo de información que pueda ser utilizable por los científicos para impulsar la investigación y crear nuevos servicios para ayudar a mejorar las condiciones de vida de las personas.

Acumulando los datos de los registros de salud, los datos sobre el estilo de vida e incluso los datos GPS de su teléfono móvil; en el futuro se podrán crear “dossiers médicos” de las personas sin necesidad de haberlas encontrado físicamente en ningún momento y el análisis exhaustivo de esas informaciones, no sólo podría conducir a la identificación de personas con riesgo elevado de sufrir un accidente cardiovascular o neurológico según ciertas condiciones de vida o de actividad física, sino que también ayudarían como ya he comentado antes, a poner en marcha acciones tempranas de prevención antes incluso que aparezcan los síntomas de una patología.

En el futuro, una alerta por un aumento de la presión arterial o una revisión automática de nuestro ojo vía un dispositivo de tracking, podrá generar una alerta para aconsejarnos un cambio en nuestra dieta o estilo de vida, una revisión medica o la toma de un medicamento para prevenir el desarrollo de una enfermedad. Sin embargo, y eso a nadie se le escapa, el gran desafío será la gestión de unos datos tan sensibles, garantizando su explotación de forma anónima y sin perjuicio para los usuarios.

Buscar ideas o productos nuevos que cambien lo que hoy pensamos que es un estándar inamovible continuará siendo el objetivo de las empresas y los investigadores en lo que respecta al sector de la salud, ya que se trata de un sector donde el inevitable aumento de gasto medico y un modelo de asistencia sanitaria que no ha evolucionado mucho desde hace años, le hacen ser un sector idóneo y lleno de oportunidades, para aquellas empresas que sepan responder al desafío del envejecimiento de la población y la reducción de presupuestos públicos (y privados) en lo que respecta a lo servicios sanitarios. Y la óptica no será una excepción, podéis creerme.

 

Nano-materiales

 

Los investigadores, en su búsqueda de formas innovadoras para identificar enfermedades y administrar medicamentos, se orientan cada vez más hacia el mundo de lo muy pequeño, de los nano-materiales.

Sistemas de administración de fármacos vía micro agujas ya se están desarrollando con el objetivo de tratar el glaucoma y la neovascularización corneal. Lo que podría implicar en el futuro el abandono de las inyecciones subcutáneas, mucho más incómodas y complicadas, y al mismo tiempo aportar otros beneficios, como serian: una administración más precisa del medicamento e incluso una disminución de la cantidad a administrar. 

Investigadores de la Universidad de Belfast han desarrollado parches con micro agujas que recogen el líquido intersticial situado debajo de la superficie de la piel, evitando así la aparición de las contusiones asociadas al uso de agujas hipodérmicas. Esta tecnología podría aplicarse para administrar, a través de un parche, medicamentos mediante una liberación lenta de los mismos e incluso ser adaptada para incorporarla a una lente de contacto.

Las nano-partículas emergen también como una nueva forma de administración de fármacos. Los investigadores exploran si los beneficios encontrados en las nano-partículas del oro que se están utilizando en los tratamientos contra el cáncer podrían usarse para tratar la DMAE. Por el momento, algunas investigaciones indican todo lo contrario, y es que los iones liberados por estas partículas podrían potencialmente dañar las células de la retina.

Otros investigadores exploran el uso de nano-partículas adhesivas que se adhieren a la superficie de la córnea y funcionan como un sistema de liberación lenta para la administración de fármacos en la parte posterior del ojo. Y, por supuesto, todavía estamos esperando las aplicaciones medicas que podrían encontrarse al material que todo el mundo describe como el material del futuro, el grafeno.

Ya veis, el futuro de los nano-materiales parece no tener límites.

 

La terapia génica

 

Como muestran los estudios sobre el genoma cada vez hay un mayor número de genes identificados que tienen una implicación directa en el desarrollo de una enfermedad, al identificarlos los científicos son capaces de determinar con mayor precisión las áreas u órganos sobre los que actuar mediante terapia genética para así evitar, detener o tratar una patología. Aunque hoy en día ya no es una novedad, un ejemplo de estas técnicas genéticas seria el uso de genes o células modificadas genéticamente mediante virus, para tratar enfermedades que los medicamentos corrientes no son capaces de curar.

No hace mucho os hablaba de cómo los científicos de la Universidad de California, Berkeley, había utilizando una forma modificada de la terapia para el tratamiento de la retinitis pigmentosa cambiando neuronas por fotorreceptores. El tratamiento funciona en ratones y perros y, como el virus utilizado ya está aprobado por la FDA, es muy probable que los ensayos en humanos de esta nueva técnica avancen rápidamente y pronto pueda estar al alcance de todos.

 

Conclusión

 

Nuevas técnicas, datos, objetos, materiales,…, permitirán seguir mejorando la identificación y el tratamiento de las patologías.

Lo que era una certeza o una limitación, dejara de serlo.

El futuro esta aquí.

¿Estáis preparados?

 

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