Como ya son varias personas las que me han contactado sobre este tema he pensado en hacer un post sobre ello y así compartir lo hablado con ellos con todos vosotros.
Hoy por hoy cualquiera puede ser su propio proveedor, nada más sencillo que conectarse a Internet, chapurrear algo de inglés y tener una tarjeta de crédito. Pero el problema no es pedir el producto, es lo que ocurre después, y es en ese momento en el que los problemas pueden aparecer o, mejor dicho, suelen aparecer, por que generalmente siempre suele haber alguna sorpresa. Importar un producto no es un acto tan banal como a simple vista puede parecer.
En primer lugar cuando uno compra a través de Internet no sabe con quién esta hablando ni lo que esta comprando, ya que el contacto humano con el vendedor y físico con el producto no existen. Realmente es un acto de fe, en el cual uno se dice que tanto la persona como el producto son de fiar, pero eso usted no lo sabrá hasta después de haber pagado y recibido el producto.
Pagar es otro momento importante y arriesgado del proceso, ya que usted da sus datos de tarjeta a alguien que no conoce, aunque siempre existe la alternativa de utilizar PayPal, un servicio que mucha gente utiliza y que permite reducir los riesgos, pero en ambos casos lo que no cambia en la ecuación es que le van a dar el dinero a alguien por algo que no han visto y que esperan recibir. Normalmente en la mayoría de los casos el importe que usted deberá abonar será una cantidad de dinero consecuente, ya que esos proveedores le exigirán una cantidad minima de pedido, lo que implicara a su vez una inversión importante por su parte.
Llegados a este punto entramos en la parte del envío, que por lo general si del otro lado del mundo su proveedor es serio usted recibirá sin problemas, salvo que ese fabricante no tenga toda la documentación necesaria para que sus productos entren en la Unión Europea, lo que implicaría para usted una situación realmente dantesca: en aduanas le pedirán los documentos, su proveedor le dirá que él lo tiene todo en regla (faltaría mas) y que no es su problema, usted se encontrara dando tumbos para intentar desbloquear el producto y en el peor de los casos no será capaz, perderá el pedido e incluso deberá pagar una multa.
Supongamos que al final, con o sin dificultades, el producto llega hasta usted y entonces pueden pasar dos cosas: “yupi todo esta bien” o “joder hay un problema”. En los productos electrónicos no suele haber muchos problemas, otra cosa es como se comportara el producto a lo largo del tiempo y en ese caso que Dios le ayude para obtener una respuesta del servicio técnico del fabricante (salvo contadas excepciones). En los pedidos de lentes o monturas, el feedback de la gente que ha trabajado con estos proveedores es que una buena parte de los productos enviados se van directamente a la basura por su falta de calidad o los defectos que presentan, lo que le hará aumentar el coste unitario, aunque a lo mejor aun así le sigue saliendo interesante económicamente hablando, eso solo lo sabra usted.
En resumen les diré que importar productos no es tan sencillo ni esta exento de riesgos como uno podría pensar. Por eso trabajar con un distribuidor puede ser mas interesante de cara a evitar posibles problemas que puedan surgir, problemas que él se encargara de resolver para que a usted le llegue un producto de calidad y con garantías, previo cobro de su comisión por el trabajo realizado y los servicios prestados, lo que es lógico y normal.
No dejéis de compartir con nosotros vuestras experiencias, positivas o negativas, para que la gente tenga la mayor cantidad posible de información.