Esta claro que no hay como un personaje famoso para dar a conocer un producto, una marca o un servicio. El caso del que os voy hablar tiene relación con la visión, con una ONG y con su fantástica labor humanitaria.
Para los lectores de Longitud de Onda no se trata de una organización humanitaria que les sea ajena, puesto que ya os he hablado de ella alguna vez, pero por si alguno no leyó el post que publiqué sobre ellos en su momento, a continuación os dejo el link al artículo y los videos para que pueda ponerse al día: Orbis, clínica oftalmológica volante
Llegados a este punto es momento de llamar a cada uno por su nombre, el actor es Daniel Craig, la ONG se llama Orbis y el lugar donde se desarrolla esta fantástica aventura humanitaria es Mongolia.
Ya sabeis que me gusta siempre destacar un párrafo de los artículos que comparto con vosotros y del de hoy me quedo con este fragmento:
“Presenciar todo aquello –ha explicado Craig– fue verdaderamente conmovedor. Como idea es extraordinaria, porque perder la vista es una tragedia a cualquier edad, pero si se trata de niños, el hecho de quedarse ciegos resulta insoportable de imaginar. Los occidentales tendemos a asociar las cataratas con la vejez, pero cuando las ves en esos pequeños, esos pobres niños cegados por ellas, es terrible. Así que devolverles la vista es como un milagro”.
Espero que os guste el artículo que aparecía hace unos días en un periódico español y aprovecho para mandar un saludo muy fuerte a todos aquellos que colaboran con ONG relacionadas con la visión y que se de buena tinta que siguen este blog.
Noticia:
Licencia para curar
La imagen de Daniel Craig ataviado de cirujano, tan alejada de sus trepidantes escenas como agente 007, no deja de sorprender. También su expresión, más entrañable, menos tosca e implacable que la que acompaña a menudo a sus personajes. La ocasión lo merecía. El actor viajó hasta la capital de Mongolia, Ulán Bator, para presenciar, a bordo del denominado Hospital Ocular Aéreo, cómo un equipo médico quirúrgico intervenía a pacientes infantiles de la zona, en su mayoría afectados por cataratas.
Fue hace unos meses, justo antes de iniciar el rodaje de Skyfall, su tercer filme en la piel del legendario James Bond, a las órdenes del director Sam Mendes, cuando Craig hizo un hueco en su agenda para vivir en primera línea cómo se concreta la labor de la oenegé Orbis, con la que él colabora. Una entidad internacional dedicada a tratar la ceguera evitable en lugares remotos y necesitados de todo el mundo.
“Presenciar todo aquello –ha explicado Craig– fue verdaderamente conmovedor. Como idea es extraordinaria, porque perder la vista es una tragedia a cualquier edad, pero si se trata de niños, el hecho de quedarse ciegos resulta insoportable de imaginar. Los occidentales tendemos a asociar las cataratas con la vejez, pero cuando las ves en esos pequeños, esos pobres niños cegados por ellas, es terrible. Así que devolverles la vista es como un milagro”.
La aeronave equipada como centro quirúrgico se encontraba ya en plena pista cuando el actor inició su visita. Un DC-10 dotado de quirófano y auditorio, preparado para recibir la energía necesaria del propio combustible del aparato, sin depender de proveedores locales. “Eso es crucial, porque a menudo vuelan a lugares complicados y afrontan situaciones difíciles”, apuntó Craig. A bordo del avión, los pequeños pacientes esperaban junto a sus familias su turno para la intervención que resolvería su problema visual. El actor fue invitado a entrar en el quirófano, pero antes miembros del equipo le instruyeron con algunos consejos, por si la intervención le impresionaba demasiado.
“Entré, me lavé, me enfundé en mi uniforme de George Clooney y me puse a caminar por allí como si fuera un cirujano –recuerda riendo–. Me dijeron: ‘Si te sientes mareado, apoya la espalda contra la pared, para no caerte hacia delante…’ ¡Es bueno saberlo!”. “Al final –sigue–, no me mareé, y me pareció fascinante. Es un privilegio poder presenciar desde primera línea la habilidad de aquellos cirujanos”.
Tras la intervención, el actor evitó permanecer en la sala de recuperación mientras los niños volvían en sí de la anestesia. “No quería molestar, me parecía un momento muy íntimo y no quería fastidiarles observando. Al parecer, la visión no es todavía perfecta al quitar el vendaje, pero van mejorando con rapidez”.
Su presencia pasó inadvertida para los habitantes de Ulán Bator, que desconocían que aquel hombre de intensa mirada azul es actualmente una de las estrellas de la gran pantalla, algo que al actor le pareció perfecto. “Alguien del equipo insinuó que quizás sería bueno proyectarles una película de Bond. A mí no me pareció buena idea –dice riendo–. Bastaba con que los médicos me conocieran y que yo pudiera saludarles. Ellos son las piezas esenciales de toda esta historia, y mi papel aquí es minúsculo, tan sólo intento poner de relieve la asombrosa labor que están realizando. Y me encanta hacerlo”.
El actor no escatima elogios hacia el personal médico –procedente de varios países, en especial Estados Unidos y Reino Unido– y el de vuelo –una tripulación fija– que colaboran con la oenegé. “Son una gente extraordinaria, era impresionante observarlos. Están allí, entregan su tiempo y sus servicios y lo hacen porque, sencillamente, es lo que hay que hacer”. Pero además, añade, transmiten el amor que ponen en su labor, en algo que “devuelve literalmente la visión a los niños, que cambia drásticamente su vida”.
Uno de los aspectos clave del trabajo de estos profesionales es la transmisión de los conocimientos al personal sanitario local para que aprendan a aplicar las terapias y dejar de ese modo una herencia duradera. “Al parecer –explica Craig–, la especialidad de oftalmología no cuenta en países como este con demasiados aspirantes, a diferencia de otras, como la cirugía cardiaca o la plástica”.
El actor también recuerda del viaje cómo le impresionó una de las intervenciones que presenció en directo: “Era una cirujana joven en la primera operación de su vida. En el momento en que tomó el bisturí, sentí como una sacudida, me costó no caerme redondo. Es una técnica muy precisa, se respiraba la tensión ambiental, pero ella hizo un trabajo magnífico. ¡Con lo fanático del control que soy yo, me preguntaba cómo iba a superar aquella situación!”.
Ahora ya piensa en repetir la experiencia, esta vez viajando a Vietnam, donde Orbis dispone de un hospital permanente. Craig ya llevaba un tiempo barajando diferentes proyectos solidarios, y su compromiso con la organización Orbis surgió a través de Omega, la reconocida marca de relojes, de la que el intérprete es embajador. Precisamente, la firma ha lanzado un modelo de reloj, Hour Vision Blue, parte de cuyas ventas irá destinada a los proyectos de Orbis.
Al margen de su labor solidaria, Daniel Craig disfruta de la buena acogida en los cines de Los hombres que no amaban a las mujeres, el remake hollywoodiense de la famosa novela del sueco Stieg Larsson, en la que encarna al obstinado y acorralado periodista Mikael Blomkvist. “Amo cada minuto de la película. Fue un rodaje largo, sí, pero una gran experiencia. Nos divertimos muchísimo”. Actualmente, se encuentra inmerso en el rodaje de la nueva entrega de la serie James Bond, la número 23 de la mítica franquicia, junto a Judi Dench y Javier Bardem como villano. “El guión es bueno, bueno. Creo que será un éxito. Estoy entusiasmado con él y con que Sam (Mendes) sea el director”, anticipa Craig
Fuente : La Vanguardia