Terapia genética para devolver la visión de los colores

por | octubre 27, 2024

Este articulo habla de un estudio realizado en Estados Unidos y que ha permitido mediante la terapia genética devolver la visión de los colores a monos daltónicos.

Dalton y Sam son dos monos que nacieron sin poder diferenciar, por su color, un tomate de una pera. Ahora, un grupo de expertos ha logrado corregir su daltonismo mediante terapia génica. Las inyecciones en la retina de estos animales surtieron efecto y sus ojos comenzaron a captar las intensidades de los tres colores básicos: azul, verde y rojo. Su vida dejó de ser de una tonalidad sepia y se volvió de colores. El experimento aparece publicado en la revista ‘Nature’.

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Daltonismo

Este defecto visual puede ser de tres clases, dependiendo de si en el ojo están presentes uno, dos o los tres tipos de conos encargados de captar la luz de la triada básica de colores. De esta forma, el daltonismo es monocromático (si sólo hay una clase de pigmento), dicromático (si hay dos) o tricromático (si están las tres pero existen anomalías).

Con el objetivo de probar si la terapia génica es eficaz para curar este trastorno, los expertos, procedentes, entre otros centros, de la Universidad de Washington (Estados Unidos), se centraron en dos monos ardilla que padecían daltonismo dicromático. «Les faltaba el pigmento rojo», explica Katherine Mancuso, del departamento de Oftalmología y principal firmante del trabajo.

Tras entrenar a Dalton y a Sam en distintas tareas que, a posteriori, permitiesen reconocer un cambio en la percepción del color, los expertos les transfirieron un gen humano encargado de producir el pigmento rojo. Como portador de este material genético se eligió un adenovirus inocuo que se inyectó, en tres dosis, en la retina de cada ojo. Pasado un tiempo, se produjo una proteína, la opsina, con la que se creó el pigmento sensible al rojo.

Gen corrector

Para comprobar los cambios en la visión, se emplearon pruebas similares a los que se utilizan en humanos. En este sentido, se les pidió identificar los puntos de color dentro de una serie de grises. Cada vez que diferenciaron el patrón correcto, recibieron recompensas. Pasadas cinco semanas del tratamiento, los animales ya veían todos los colores; a las 20, los umbrales de visión del azul, verde y rojo se incrementaron marcadamente. Después de dos años, esta mejoría se mantuvo estable.

«Debido a que el sistema visual de los monos es similar al de las personas, y a que hemos inyectado un gen humano […], somos optimistas ante el posible uso de la terapia génica para curar el daltonismo en hombres», apunta Mancuso.

Además de probar la eficacia de esta técnica, los autores del trabajo subrayan que sus resultados desmontan la teoría de que los trastornos congénitos de la visión sólo pueden corregirse en la infancia (momento en el que el cerebro cuenta con los mayores niveles de plasticidad). En esta línea, indican que «la condición tricromática puede surgir simplemente añadiendo una tercera clase de conos y no requiere un proceso de desarrollo temprano». Por otro lado, aunque aseguran que los monos comenzaron a ver colores hasta entonces invisibles para ellos, no pudieron «saber si estos animales experimentan nuevas sensaciones internas relacionadas con el rojo y el verde». Y añaden que «la nueva capacidad visual […] se puede lograr aprovechando el circuito neuronal ya existente».

El daltonismo es un trastorno leve

No interfiere en exceso en la calidad de vida del que lo sufre (salvo que esa persona quiera ser, por ejemplo, piloto de aviones).

Por este motivo, los autores esperan que sus resultados también puedan aplicarse en trastornos de la visión más graves. «Debido a que la mayoría de problemas de visión cuentan con un componente genético asociado a la retina, este éxito […] abre el camino para desarrollar tratamientos para una amplia gama de trastornos oculares», concluye la autora. Por ejemplo, la amaurosis congénita de Leber, una enfermedad rara que causa ceguera desde los primeros años de vida (por la falta de bastones y conos), ya está centrando muchos de los ensayos con terapia génica. Aunque, por el momento, se encuentra en una fase preliminar, hace un mes ‘The New England Journal of Medicine’ se hacía eco de un ensayo en el que esta técnica mejoraba la capacidad visual de los pacientes; un beneficio que se mantuvo tras los 12 meses de seguimiento.

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