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Cómo poner gotas en los ojos a un niño
Poner gotas en los ojos a los adultos suele resultar una tarea relativamente sencilla en la mayoría de los casos. La situación en los niños es bien distinta, y lograr que la gota llegue a su destino puede convertirse en un auténtico reto. La Dra. Idoia Rodríguez Maiztegui, oftalmóloga pediátrica dela Unidad de Motilidad Ocular y Visión binocular del Centro de Oftalmología Barraquer, explica cómo hacerlo. Aunque a veces, explica la especialista, resulta increíble la resistencia que puede llevar a ejercer un cuerpo tan minúsculo.
Párpados cerrados con una fuerza prácticamente sobrehumana, caras escondidas tras manos y brazos entrecruzados, llantos desconsolados, gritos agudos de socorro…Por la descripción, bien podría tratarse de la típica escena de una película de terror, sin embargo, esta situación es habitual al intentar poner una gota a un niño o bebé. Por todo ello, y para evitar que medio bote de colirio sea derramado en el frustrado intento de que una sola gota caiga en el interior del ojo de los hijos, proponemos a continuación un listado de breves consejos que pueden ser de utilidad.
Recomendaciones prácticas
En primer lugar, es importante tener en cuenta que existen varios tipos de “gotas”. De manera general, podríamos considerar dos grandes grupos: las que son medicamentos (como por ejemplo un colirio antibiótico) y las no farmacológicas (el ejemplo clásico serían las lágrimas artificiales). La forma de aplicación, va a influir en el efecto de los mismos.
Antes de poner las gotas en los ojos
– Seguir siempre los consejos del oftalmólogo, óptico o pediatra.
– Las manos deben estar limpias antes de iniciar el proceso
– Los más pequeños quizás no entiendan a la perfección las indicaciones, pero sí serán receptivos al tono tranquilizador de la voz empleada.
– Una vez abierto el bote, hay retirar la arandela que cubre la base del gotero, pues ésta podría caer en interior del ojo del niño y lesionarlo.
– En el caso de que se trate de un fármaco, consultar siempre previamente con el oftalmólogo o pediatra para evitar reacciones alérgicas y/o interacciones con otros medicamentos.
– Si es necesario instilar diferentes tipos de colirios, es imprescindible dejar un intervalo de cómo mínimo 5-10 minutos entre los mismos. La aplicación continuada sin los minutos de espera podría hacer que una gota arrastrara a la otra, anulando así sus efectos.
Cómo poner las gotas en los ojos
– Hay que ser preciso. Con el niño de pie o preferiblemente sentado o tumbado, orientar ligeramente hacia atrás su cabeza. Debe mirar hacia arriba.
– Con el dedo índice y sujetando a su vez la cabecita, coged suavemente el párpado inferior dejando caer la primera gota, evitando en lo posible tocar el párpado o pestaña con el dosificador para que no se produzcan infecciones.
– Si el niño se niega a abrir los ojos, mantener el párpado superior abierto con el pulgar de la mano que sujeta la cabeza, mientras le ponemos el colirio con la otra.
– Con la mano sobre la frente del niño, aplicar con el dedo meñique una presión suave en la esquina interior del ojo, junto al puente de la nariz, durante unos5 a10 segundos. Esto evita que la gota entre al conducto lagrimal, y facilita que el ojo las absorba.
– Secar el exceso de líquido que haya quedado, mediante la ayuda de un pañuelo o gasa estéril.
Actuar en casos difíciles
Si a pesar de todo, no se logra superar el reto, habrá que recurrir a otro tipo de medidas reservadas generalmente para los casos más “extremos”.
– Mantener la calma y actuar con movimientos rápidos y decididos.
– Aplicar la gota en el lagrimal y sujetar suavemente la cabeza del niño, de manera que en cuanto éste abra el ojo el colirio entre en el interior del mismo.
– A continuación, pedirle al pequeño que parpadee varias veces. El parpadeo ayuda a que los ojos absorban la medicina y restablezcan la visión a la normalidad.
– Buscar la alternativa en pomadas. Si existe, ésta se puede poner mientras el niño duerme (consultar con el Doctor).
Recordar siempre que…
– Los colirios son de uso individual.
– Comprobar siempre la fecha de caducidad.
– Conservarlos en lugar fresco y seco, y lejos del alcance de los niños.
– En el caso de que la gota sea farmacológica, no prolongar el tratamiento más allá del tiempo recomendado por el médico especialista.
– Los niños se molestan muy fácilmente, pero con la misma facilidad recuperan la sonrisa…¡Debemos aprovecharlo!