Hoy solo diré “chapeau” y me pondré de pie para aplaudir, en primer lugar a los actores de Orozú por la lección de superación que nos dan y la pasión con la que se dedican al teatro, y en segundo lugar al periodista y a su periódico por regalarnos una historia tan maravillosa.
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La magia del teatro a ciegas
Los gaditanos de la compañía Orozú, integrada por ciegos y deficientes visuales, conquistan el aplauso de la XIII Bienal de Teatro de la ONCE en Málaga
En una obra teatral se representa una verdad a través de la ficción. Así se ofrece a los espectadores para que la asuman. A veces los textos o la puesta en escena son espectaculares. La diferencia, con el grupo gaditano Orozú es que se compone de personas con ceguera y deficiencia visual, de actores y actrices, en definitiva.
A finales de 1993, enmarcado en el contexto del Movimiento Teatral ONCE, nació el grupo Orozú Teatro que realizó su incursión en el mundo versionando y actualizando textos de comedias. Esta semana, en la XIII Bienal de Teatro ONCE, que ha congregado en Málaga a los mejores grupos de teatro de ciegos del mundo, han conseguido hacer vibrar de risa al público con su adaptación de Due Padrone.
Desde su nacimiento ha participado en numerosas muestras de teatros y festivales, nacionales e internacionales. Y fue en el Festival de Teatro Martín Arjona donde consiguieron el premio Herrero de Bronce, un reconocimiento merecido, trabajado y disfrutado sobre los escenarios. Con Due Padrone, trasladan la comedia del arte al contexto de la mafia turinesa contemporánea en una espiral de escenas en las que el espectador conecta con unos exagerados personajes a través de las ironías y las bromas.
Sobre el escenario, aún con su ceguera o su deficiencia visual, manejan el espacio escénico de una forma muy fluida, otorgando a la obra de dinamismo y continuidad. «Somos un grupo al que le apasiona el teatro, reímos y lloramos juntos, convivimos y lo pasamos muy bien. Tenemos ganas de divertirnos y transmitírselo al público, y que se lo pase bien con nosotros», afirma Belén Pérez Daza, actriz de Orozú. Daza adaptó la obra pensando en los componentes del grupo y en las características que tienen éstos. A raíz de aquí, fue buscando las capacidades y las habilidades de cada uno para intentar hacer unos personajes más a la medida de cada persona.
«El teatro te ayuda a demostrar a la sociedad que una persona con una deficiencia visual tiene las mismas propiedades que otra persona que ve perfectamente. Y lo bueno que tiene nuestro grupo es que somos una familia», comenta Josema Gómez, uno de los actores con retinosis pigmentaria y un 8% de visión. Gómez adora el teatro desde chico, cuando se sentaba junto a su padre a ver Estudio 1. Y desde hace pocos años, ha cumplido su sueño al entrar a formar parte de Orozú. «El teatro me sirvió muchísimo para adaptarme a la vida, me ha llenado mucho espacio de tiempo perdido», comenta.
Nani Flores, de 61 años y ciega total a causa de una enfermedad, considera que la clave del grupo es la diversión que ofrece al público. «Nosotros disfrutamos mucho con el teatro -afirma- y los espectadores desde que entran se están riendo con nosotros». Aunque hay veces que a las personas con discapacidad les cuesta dar un paso adelante para dedicarse a este mundo y apoyarse en él para superarse, Flores comenta que «a veces dices: ‘creo que no voy a poder hacer esto’, y ves a tus compañeros que lo pueden hacer y eso te da fuerzas, y cada vez más valor.»
Por ello, Belén Pérez aconseja a los afiliados de la ONCE dar el paso para acercarse al teatro. «Es una experiencia maravillosa en la que aprenden ellos y aprendemos nosotros muchísimo. El que no haya ningún límite, ninguna diferencia encima de un escenario entre un deficiente visual, un ciego y un vidente no tiene precio. Es la integración total, no son ciegos haciendo teatro, son actores»
Ceferino Jorge es un chico de 22 años que sufre un glaucoma de nacimiento. Sus miedos nunca han sido el temor a tropezar o caerse por una escalera, ya que desde pequeño tuvo que crecer con su deficiencia visual. En cambio, «de chico tenía pánico de salir a la pizarra porque me daba vergüenza -comenta- pero con el teatro me da igual lo que piensen los demás». En muchas ocasiones, el teatro es para los discapacitados una escapatoria, una terapia, una ayuda para buscar esa mano que les permita continuar con su vida de la forma más normalizada posible.
Cuando Eva Chouza perdió con 35 años la vista de unos de sus ojos debido a una degeneración fulminante del nervio óptico, su vida cambió por completo. «Mi forma de pensar, mi forma de concebir el mundo, mi forma de entenderlo y de percibirlo era básicamente visual» y por ello tuvo que buscar una vía de escape, el teatro, su familia, Orozú. Chouza completa a sus personajes con sus propios conocimientos y afirma que «siempre se le pone un poquito de ti al personaje porque a la hora de interpretar partes de lo que conoces, de tus sentimientos, de tu propia realidad. Pero después el personaje se va construyendo, tú le aportas tu bagaje personal, tu bagaje histórico, tus conocimientos».
El grupo gaditano ha conseguido que Málaga se rinda ante uno de los grandes grupos del teatro de la ONCE. Orozú ha sabido construir una «identidad propia» compaginando perfectamente «lo lúdico con la disciplina», según el director artístico de la Bienal, el actor Esteve Ferrer. «Ellos se lo pasan tan bien en escena pero con un rigor, una disciplina y una eficacia tal, que eso se transmite al público. Juegan haciendo jugar al público, con lo cual se produce una catarsis siempre espectacular«.
Fuente: www.diariodecadiz.es