Ojos dañados

por | octubre 14, 2023

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Después de innumerables campañas parece que los españoles hemos interiorizado lo importante que resulta emplear cremas para proteger nuestra piel de los efectos del sol. Pero, ¿y nuestros ojos? Más del 30% de las gafas que utilizamos no están homologadas, según la Federación Española de Asociaciones del Sector Óptico (Fedao). Son lentes que pueden ocasionar problemas visuales y ser una opción peor que no llevarlas. Sabemos que los rayos ultravioleta (UV) puede causar cáncer de piel, pero muchos desconocen que la segunda enfermedad más común asociada a esta radicación son las cataratas corticales.

Una protección ocular inadecuada puede generar, además, trastornos leves que producen picor o enrojecimiento de los ojos, pero también puede provocar úlceras corneales, dañar seriamente la retina o acelerar otros procesos degenerativos.

Pero, ¿qué tiene que tener en cuenta el comprador?, ¿en qué se debe fijar? Las dos estructuras de las gafas de sol (lentes y montura) deben estar homologadas. Las gafas que han pasado los procesos de homologación tienen que tener una marca que lo certifique y la tarjeta de garantía de la Comunidad Europea (CE). Esto se traduce en que, además de cumplir con la normativa europea, cumplan con la norma de estandarización específica de cada Estado, que en España es la UNE EN 1836:2006+A1.

La tarjeta de garantía confirma que ha pasado todos los controles de calidad del cristal (espesor, aberraciones, tintado) y debe entregarse junto con la compra. Si se adquiere la gafa en un top manta o en un bazar, el sello o la tarjeta que pudieran incluir no son una garantía muy fiable: del mismo modo que se falsifica la marca de la gafa se falsifican las siglas CE.

«La mayor garantía que puede tener un usuario de gafas de sol es comprarlas en una óptica o en un establecimiento comercial, que tienen una dirección conocida donde acudir y un director técnico responsable del suministro de ese artículo. Las ópticas tienen, además, consideración de establecimiento sanitario, esto es, que, además de pasar la inspección de consumo y comercio como cualquier otro establecimiento, están obligadas a pasar la inspección sanitaria», subraya Vicente Masiá, coordinador de la vocalía de protección solar, visión y conducción del Consejo Nacional de Ópticos y Optometristas (CNOO).

El usuario de gafas de sol debe indicar al óptico-optometrista el uso real que va a dar a la gafa, para que le asesore de acuerdo a la actividad que realice. No conviene dejarse llevar por la moda del momento en cuanto a formas y tamaños. La gafa siempre debe cubrir el ojo y los órganos anejos (párpados completos, zona superior del pómulo).

El 99% de la radiación

Otra de las principales propiedades de las gafas de sol es proteger de los impactos. En la prueba de resistencia, las lentes de sol aguantan el impacto equivalente al disparo del balín de una escopeta de feria.

Con la legislación y la tecnología actual, hoy es obligatorio que cualquier gafa de sol homologada absorba como mínimo el 99% de la radiación ultravioleta, con independencia del color, su intensidad, y la categoría del filtro de luz visible. Hay cinco categorías, del 0 al 4, y cada una permite que pase un grado de luz, entre el 100% y el 3%, respectivamente. Los que más se utilizan en España son el 2 y el 3.

De los últimos avances en gafas de sol, Masiá destaca tres: «La asequibilidad a los cristales polarizados, que evitan la sensación de espejismo y proporcionan una de las mayores protecciones posibles; la mayor resistencia al impacto, y el desarrollo de las nuevas lentes coloreadas, naranjas y moradas, que absorben la luz ultravioleta y parte de la luz visible, para las personas con ciertas dolencias», subraya el coordinador de la vocalía del CNOO.

Las gafas de sol no son indispensables para todas las personas, sobre todo, en el medio urbano. El sistema visual dispone de un mecanismo de defensa de la radiación solar. Para ello cuenta, además de los párpados y las pestañas, con otras estructuras que bloquean gran parte de la radiación logrando que muy pocos de ellos alcancen la retina, que es el tejido esencial y más sensible del ojo. Antonio Piñero, jefe del servicio de Oftalmología del hospital Universitario de Valle de Sevilla y ex presidente de la Sociedad Española de Retina y Vítreo, distingue entre la protección ocular solar de los jóvenes y la de los mayores de 50 años.

«Los jóvenes son personas con ojos más sanos, y tanto la córnea como el cristalino filtran la mayoría de las radiaciones. La protección solar se centra en evitar las lesiones superficiales en la córnea. Para ello, les basta con una gafa de sol con un buen filtro. Raras veces sufren daños en la zona interna del ojo. En cambio, el cristalino de los mayores está más deteriorado y no filtra la radiación como debiera, se acelera el daño e induce a la catarata», dice el especialista.

Jóvenes y no tan jóvenes

Los expertos hablan de efectos de exposición solar agudos y crónicos. En los jóvenes, los que más llaman la atención en el verano son la queratitis (inflamación de la córnea) y la conjuntivitis (inflamación de la conjuntiva), que se manifiestan con irritación ocular, sensación de cuerpo extraño, y sequedad ocular. Se tratan con colirios lubricantes. Ya los hay con protección solar.

Si se mira al sol directamente, de forma prolongada o repetida, o si se mira un eclipse de sol sin la protección adecuada, se puede sufrir maculopatía actínica, que es la enfermedad aguda más grave del ojo por exposición solar. Este trastorno se caracteriza porque los rayos atraviesan el ojo y convergen en la mácula, zona central de la retina responsable de la visión más precisa, produciendo una «quemadura», explica Javier Elizalde, cirujano de vítreorretina del Centro de Oftalmología Barraquer de Barcelona.

En los adultos, la exposición prolongada a la luz solar puede acelerar procesos degenerativos como el pterigión y la pinguécula, dos trastornos que afectan a la conjuntiva. Estudios científicos de los últimos años demuestran también la influencia de la luz solar en la degeneración macular asociada a la edad (DMAE).

La Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que las cataratas corticales afectan a 18 millones de personas. De estos pacientes, «unos 4,5 millones las sufren por la exposición al sol», apunta Piñero. Otro análisis de la OMS, de 2006, La carga mundial de morbilidad que se atribuye a la radiación ultravioleta solar, revela que las cataratas corticales son la segunda causa de carga mundial de enfermedad por radiación UV, después de los cánceres de piel.

La protección solar con gafas de sol ofrece más comodidad visual a múltiples enfermos de numerosas enfermedades y es necesaria para otros como los quereciben puvaterapia (radiación UVA y psoralenos), o los pacientes con enfermedad de Stargardt, que empeoran con la exposición al sol.

 

Plásticos sin control en los mercadillos

Las gafas que se venden en la mayor parte de bazares, top manta y mercadillos no pasan el control de calidad. Sus lentes pueden ocasionar problemas visuales y ser una opción peor que no llevar gafas. El problema principal, según explican los expertos, es que están fabricadas con unos polímeros de muy baja calidad que dejan pasar los rayos UV.

El 39% de las gafas de sol que se vendieron en 2008 fueron adquiridas en el top manta y mercadillos, según datos del Libro Blanco de la visión en España 2009, elaborado por la Federación Española de Asociaciones del Sector Óptico (Fedao) y la Asociación Visión y Vida. Con el descenso de la facturación en estos dos últimos años, Ramón Noguera, presidente de Fedao, calcula que la venta por este canal no regulado supera ahora el 30%, mientras que por el canal regulado (ópticas, tiendas de sol, de deporte, y grandes almacenes) se queda en el 45%. Las gafas que se venden en mercadillos y top manta, que no tienen ningún control sanitario, entran en España como plásticos. «Y uno de los problemas es que la vigilancia de este tipo de venta es municipal, con lo cual es muy difícil controlarlo», denuncia Noguera.

El color de las lentes de sol

El color de la gafa de sol indica solo el grado de filtro para ciertas porciones de la luz visible. De cada uno de ellos hay distintas intensidades.

Gris: transmite la luz muy uniformemente y respeta mejor los colores naturales. Es muy cómodo para conducir por ciudad, para la playa o para hacer deporte náutico.

Marrón: es recomendable para personas con miopía. Es ideal para los deportes al aire libre, playa y montaña, y personas que conducen mucho por carretera.

Verde: se perciben los colores con pocas alteraciones y no interfiere con la claridad de la visión. Es recomendable para hipermétropes y para realizar deportes náuticos.

Amarillos y naranjas: proporcionan mucho contraste en situaciones de baja luminosidad. Se recomiendan para esquí, cuando hay ventisca y niebla, y para personas con fotofobia.

Lentes de sol polarizadas: se recomiendan para la conducción en carretera y actividades como la pesca y la navegación.

Fuente: El Pais (España)

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