El ojo de fondo es una herramienta importante en el diagnóstico y manejo de enfermedades oculares. Se utiliza para observar el interior de la parte posterior del ojo y ofrece a los médicos una visión detallada de las estructuras interiores del ojo, como el disco óptico, la mácula, las arterias, las venas y otras características.
Al observar y medir estas características, los médicos pueden diagnosticar numerosas enfermedades, como glaucoma, retinopatía diabética, degeneración macular relacionada con la edad (DMAE), desprendimiento de retina, cataratas y otras.
La tecnología de imágenes Fundus ha avanzado mucho en los últimos años con avances como el escaneo OCT que permite tomar imágenes increíblemente detalladas para una mejor evaluación por parte de los médicos y se ha convertido en una herramienta común para los optometristas al evaluar a los pacientes para la salud ocular, ya que puede proporcionar información valiosa sobre cuestiones que de otro modo podrían pasar desapercibidas.
Si os interesa mucho este tema os recomiendo pinchar en el link que teneis a continuación ya que en ese post os explico con todo detalle la importancia de hacer un fondo de ojo a un bebé:
Más información: La importancia del fondo de ojo en bebés y niños para proteger su visión
Si quereis seguir o volver despues a este post, a continuación encontrareis interesantísima noticia que se publicaba hacia un tiempo en Argentina y que me da pie para insistir en la importancia de realizar controles visuales a todas las edades, aunque como destaca este artículo, cuanto antes mejor. Yo me quedo con las siguientes líneas:
- Todos concuerdan en la importancia de abordar las patologías lo más tempranamente posible
- La realización de estudios en los recién nacidos –puntualmente el examen oftalmológico con fondo de ojo– permite detectar patologías congénitas (con las que el bebé nace) y de desarrollo (que evolucionan a medida que el niño va creciendo), que si no son advertidas a tiempo
tienen muy mal pronóstico - Tanto la Academia Americana de Oftalmología (AAO) como la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) recomiendan la realización de los siguientes exámenes de rutina, entre el nacimiento y los seis meses de vida: reflejo rojo y corneal e inspección con fondo de ojo. Por su parte, antes de los 3 años hay que completar con reflejo rojo y corneal, alineamiento ocular, fijación y seguimiento e inspección con fondo de ojo.
- Se recomienda la realización de controles al mes de vida, a los seis meses, a los tres años, a los cinco años, y una vez por año luego del ingreso escolar
Artículo:
Fondo de ojo para recién nacidos, un chequeo que puede convertirse en ley
La aplicación de las normativas difiere de acuerdo a los centros. No obstante, todos concuerdan en la importancia de abordar las patologías lo más tempranamente posible. La proximidad de una ley y los recursos, un tema para debatir.
Cuando un bebé nace, en la sala de partos, los neonatólogos son los encargados de realizar una serie de controles que tienen como objetivo evaluar las principales funciones del bebé, así como también descartar la presencia de enfermedades. Dentro de los controles que se realizan se encuentran los oftalmológicos. Si bien estos son sumamente importantes, no siempre y no en todos los centros pueden hacerse por falta de recursos.
“Hablar de estos temas es muy bueno porque las mamás suelen dudar mucho antes de llevar a sus bebés a un oftalmólogo, pero lo cierto es que la realización de estudios en los recién nacidos –puntualmente el examen oftalmológico con fondo de ojo– permite detectar patologías congénitas (con las que el bebé nace) y de desarrollo (que evolucionan a medida que el niño va creciendo), que si no son advertidas a tiempo tienen muy mal pronóstico”, expusieron las doctoras María Fernanda Puccio, Anahí Lupinacci y Carolina José, oftalmólogas del Hospital Universitario Austral (HUA).
“Puntualmente, cumpliendo con los controles desde el nacimiento es posible encontrar cataratas congénitas, patologías corneales, glaucoma, cicatrices y enfermedades retinales, tumores, etc. Para advertirlas el primer paso es la realización del fondo de ojo y el segundo, la puesta en marcha de estudios complementarios”, agregaron.
Tal como comentaron las especialistas del HUA, la importancia de la realización de estos exámenes es mucha, razón por la cual en poco tiempo en la Argentina se convertirá en ley un proyecto que impulsa la obligatoriedad de realización de fondo de ojo a los recién nacidos en todos los centros de salud.
Pero, ¿es posible que esta iniciativa se lleve a cabo y tenga cumplimiento efectivo? Para indagar un poco más sobre este tema, consultamos al Dr. Julio Manzitti, jefe del servicio de Oftalmología del Hospital de Pediatría Juan P. Garrahan: “El proyecto de ley de exámenes para recién nacidos se puso en marcha hace muchos años y ha sufrido múltiples modificaciones. Esto no quiere decir que no sea bueno. Lo que ocurre es que debemos planteamos la posibilidad de implementarlo en todos lados, fundamentalmente por un tema de recursos, los medios necesarios y el personal capacitado”.
Respecto a lo que existe hoy en todos los centros, incluso por supuesto en los públicos, el especialista enumeró: “En el hospital todos los recién nacidos son evaluados por un neonatólogo que es quien lleva adelante los estudios de rigor entre los cuales se cuentan tres exámenes oftalmológicos: la configuración de los párpados, el reflejo rojo de la pupila y la transparencia corneana. Por supuesto, en caso de que se advierta algún parámetro fuera de lo esperable, se indica la realización de estudios más específicos”.
“Los recién nacidos son examinados en primer término por el neonatólogo, quien constata que los ojos sean normales, es decir que el tamaño sea adecuado y similar y que los párpados no presenten anormalidades. Pero, también deben realizar el llamado ‘estudio del reflejo rojo’, en el cual se ilumina con una luz fuerte el ojo a través de la pupila, observando el reflejo rojo que genera la retina iluminada, comprobando de esa forma que el eje visual está libre”, refirió la Dra. Marta Zardini, jefa del servicio de Oftalmología del Hospital de Niños Pedro de Elizalde.
“No obstante, la parte interna o no visible del ojo también debe ser evaluada por un oftalmólogo, dado que este examen nos permite comprobar que no haya malformaciones intraoculares de retina y del nervio óptico, tumores congénitos intraoculares, posibles secuelas de enfermedades infecciosas en el embarazo, como toxoplasmosis o rubeola, cataratas congénitas, etc. Este análisis se realiza con dilatación pupilar”, añadió Zardini.
Tanto la Academia Americana de Oftalmología (AAO) como la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) recomiendan la realización de los siguientes exámenes de rutina, entre el nacimiento y los seis meses de vida: reflejo rojo y corneal e inspección con fondo de ojo. Por su parte, antes de los 3 años hay que completar con reflejo rojo y corneal, alineamiento ocular, fijación y seguimiento e inspección con fondo de ojo.
El fondo de ojo paso a paso
“Este estudio implica únicamente la colocación de gotas midriáticas que tienen como objetivo dilatar la pupila y por ende generan una leve fotofobia. Esto es un poco molesto porque la luz es fuerte y encandila un poco a los bebés, pero no es nada si pensamos en lo beneficioso que es detectar las patologías mencionadas anteriormente de manera precoz”, explicaron las oftalmólogas del HUA.
No obstante, hay algunos niños que reciben un tratamiento especial. Estos son, de acuerdo con el Dr. Manzitti, los prematuros. “Por disposición del ministerio de Salud y Ambiente de la Nación y teniendo en cuenta las recomendaciones del ‘Grupo ROP’ (Grupo de Trabajo Colaborativo Multicéntrico para la Prevención de la Ceguera en la Infancia por Retinopatía del Prematuro), los bebés que nacen antes de término deben ser estudiados para prevenir una patología asociada a su condición que se denomina retinopatía de la prematuridad. En cuanto a esto sí hay normas unánimes que cuentan con el apoyo de UNICEF, y que deben llevarse a cabo en todos los centros de salud”.
Controles visuales periódicos
Para concluir las doctoras Puccio, Lupinacci y José recalcaron que desde el equipo de Oftalmología Pediátrica del HUA se recomienda la realización de controles al mes de vida, a los seis meses, a los tres años, a los cinco años, y una vez por año luego del ingreso escolar.
“Esto es muy importante porque el retiniblastoma –el tumor intraocular maligno mas frecuente en la infancia, que se presenta en uno cada 15 mil nacidos vivos, pero que puede tratarse, sobre todo si se descubre a tiempo- tiene incidencia desde el año de vida”.
“Dependiendo del estado en que se encuentre el tumor, hay múltiples modalidades de tratamiento: quimioterapia, radioterapia o enucleación (sacar el ojo). Lo importante es que detectado a tiempo el tumor suele confinarse al ojo, mientras que librado a su evolución puede diseminarse como todo tumor maligno”, concluyeron.