Los ópticos-optometristas malagueños han denunciado en reiteradas ocasiones la venta de gafas destinadas a la corrección de la vista cansada sin ningún tipo de control que se realiza fuera de las tiendas de óptica.
Según este colectivo, las gafas de farmacia o gafas lupa se fabrican con lentes de baja calidad óptica y se distribuyen a través de establecimientos no autorizados como tiendas de regalo, bazares, gasolineras o supermercados y farmacias. Hacer uso de este tipo de correctores sin el asesoramiento de personal cualificado puede provocar importantes daños visuales, según Alberto Talero, delegado en Málaga del Colegio Nacional de Ópticos-Optometristas, quien además afirma que «las lupas-gafas premontadas no son una solución por estar fabricadas bajo un estándar que sólo se ajusta a las necesidades de un 5% de los usuarios».
Además, al no existir control sanitario no es posible determinar con exactitud los materiales con los que está fabricado. «Las lentes están fabricadas en su gran mayoría en plástico inyectado y sin ningún tipo de tratamiento, por lo que la imagen que producen tiene una gran cantidad de aberraciones y no cuentan, en la práctica, con ningún tipo de control sanitario ni de calidad óptica«, asegura Talero.
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La vista cansada o presbicia
La vista cansada, o presbicia, es un defecto fisiológico natural que empieza a manifestarse a partir de los 40 años de edad. Se produce porque el músculo ciliar, encargado de aumentar la capacidad de refracción para que el cristalino pueda enfocar objetos cercanos, pierde elasticidad, y por tanto, disminuye la capacidad de acomodación o enfoque del ojo a distancias cortas.
Un tratamiento seguro, previo diagnóstico profesional, sería lo apropiado para prevenir futuras lesiones graves. Es fundamental tener en cuenta las necesidades, características y estilo de vida de cada individuo y además se pueden realizar ejercicios de terapia visual para corregir el «cansancio de la vista».
El Colegio recomienda varios tratamientos ópticos para la presbicia, entre los que se incluyen las lentes monofocales, bifocales, ocupacionales y progresivas, así como las lentes de contacto.
El uso continuado de gafas-lupas además puede originar, entre otros, futuros problemas de adaptación a lentes progresivas y el deterioro de la visión: «Al estar las lentes montadas bajo un estándar, el centro óptico de las lentes no coincide con el eje visual de los ojos, por lo que el uso continuado de este artículo induce a diversos efectos y se producen síntomas de disconfort visual y, a corto plazo, un deterioro de la visión en muchos sentidos».
La comercialización de este tipo de lente no sólo puede provocar daños mayores sino que incumple la normativa legal vigente que establece que se trata de un producto destinado a ser utilizado por personas con fines de compensación de una deficiencia y por tanto es un producto sanitario que únicamente puede ser vendido en establecimientos garantizados. El Colegio de Ópticos-Optometristas de Andalucía, Ceuta y Melilla ya denunció en junio de 2009 el consentimiento de esta práctica.
Este debate ya ha estado presente en muchas ocasiones. Pero lo cierto es que nunca ha tenido una respuesta lo suficientemente contundente como para que de una vez por todas se retiren este tipo de gafas de los establecimientos que no son considerados sanitarios y capacitados para la venta de este tipo de gafas. Podríamos ampliar el debate para ver si realmente cumplen las normas de control de calidad no solamente las gafas sino quien se hace cargo de distribuirlas, fabricarlas o comprarlas.Tampoco cabe duda en que seguro que todos nosotros en alguna ocasión hemos sido distribuidores de estos artículos,… Leer mas »