Consejos para no perder audición

por | octubre 14, 2023

La clave para evitar perder audición son las pruebas, el diagnóstico y el tratamiento adecuados. Las pruebas auditivas regulares y la identificación temprana de la pérdida auditiva son esenciales para garantizar la mejor atención posible a las personas que sufren de cualquier problema audiológico.

Los riesgos de la audiología son una preocupación importante, particularmente en la población anciana. A medida que la pérdida auditiva se vuelve más común con la edad, es importante que se implementen estrategias de gestión de riesgos adecuadas para reducir el potencial de lesiones graves o incluso la muerte debido a un tratamiento incorrecto. Tales estrategias pueden incluir la selección y el cribado de pacientes, asegurar que haya suficiente conocimiento y capacitación entre los proveedores, e implementar protocolos de seguridad apropiados mientras se realizan procedimientos de audiología.

Por último, los pacientes deben ser asesorados e instruidos sobre todos los riesgos asociados con su procedimiento específico antes de someterse a él para que puedan tomar una decisión informada sobre el tratamiento recomendado. Pero además es importante saber que otros peligros nos acechan para asi evitarlos.

Peligros de las otitis

La otitis es una de las enfermedades más frecuentes del verano y en algunos casos implica riesgo de perder audición. El 80% de los pacientes que acude al otorrino en los meses estivales sufre esta patología. La llegada del calor y la práctica de deportes acuáticos se convierten en dos factores de riesgo en la aparición de infecciones de la piel del conducto interno del oído que desencadenan la llamada otitis externa.

También conocida como otitis del nadador, afecta por igual a hombres y mujeres. Los niños, debido al mayor tiempo de exposición al agua a que están sometidos con sus baños interminables, están especialmente predispuestos a contraerla.

Los factores desencadenantes son el calor ambiental, la humedad local (baños) y la excesiva sudoración. Las hay de dos tipos. Las bacterianas las causa una infección de la piel. No tienen necesariamente que ver con la suciedad del agua. Los cambios de PH en el agua de la piscina, por no estar tratada adecuadamente, pueden alterar la estructura normal de la piel y favorecer las infecciones. Las otitis bacterianas se tratan con gotas antibióticas tópicas que se ponen en el interior del oído, en algunos casos más complicados es preciso recurrir a antibióticos orales y anti inflamatorios.

Las otitis fúngicas, o provocadas por hongos, son parecidas en sus síntomas,  pero no producen tanto supuración o dolor, sino, sobre todo, picor. También su tratamiento es diferente. En este caso se utilizan tópicos locales a base de antifúngicos líquidos y no antibióticos.

Cómo prevenir las otitis veraniegas

Los otorrinos recomiendan no utilizar bastoncillos. La mayoría de sus usuarios, en lugar de limpiar el oído, empuja los tapones de cera hacia el oído medio con ellos. La limpieza debe llevarse a cabo en la consulta del otorrino,  o del internista, con distintos procedimientos. Por lo tanto es aconsejable hacer una visita al especialista, o al médico de cabecera, poco antes de la temporada de baño, precisamente ahora, en mayo o junio. La revisión debe verificar la ausencia de tapones.  De lo contrario, la cera en el conducto auditivo puede estancar el agua o la humedad en su interior, impregnando el tapón, y favoreciendo las otitis externas.

A nivel general, no es necesario tomar ninguna precaución especial en cuanto al uso de tapones para el baño.  Sólo aquellas personas que tienen problemas en la piel y por lo tanto son más susceptibles contraer infecciones que devienen en otitis, deben hacerlo.

Cribado auditivo neonatal

En España es obligatoria la práctica de un cribado neonatal auditivo que consiste en unas pruebas de audición relativamente básicas, Potenciales Evocados Auditivos de Tronco Cerebral (PEATC), practicadas en el momento del nacimiento que permiten conocer del funcionamiento de este sistema sensorial en los neonatos. Afortunadamente, existe una protección institucional de los oídos que no es igual para otros órganos.

Prevención en materia de audición durante el crecimiento

Si los resultados del cribado auditivo no son los normales, el niño va a necesitar controles posteriores periódicos, lo que no implica necesariamente que acabe siendo hipoacúsico. En estos casos, los padres deben hacer un seguimiento controlado del sistema auditivo de su hijo acudiendo al especialista para comprobar si con la maduración resuelve o no el problema de que se trate.  Hoy existen soluciones (prótesis e implantes) para casi todas las dolencias, si exceptuamos las malformaciones.

Audición en la infancia. Estimulación y binauralidad

A cualquier edad, pero sobre todo en los niños a quienes les ha sido detectado algún  problema, es importante respetar la binauralidad, es decir, la buena audición por ambos oídos. Asimismo, múltiples estudios han demostrado la importancia de la estimulación precoz de la vía auditiva. De no hacerse, mediante un audífono adaptado correctamente por ejemplo, son mayores las posibilidades de que el niño con problemas cada vez entienda peor y agote la vía neural. En los casos de una hipoacusia bilateral (perdida por los dos oídos) es igualmente importante mantener la estimulación, por el deterioro progresivo de la comprensión verbal que se puede producir.

Bien usar los auriculares para no perder audición

En los más jóvenes es la exposición a ruidos intensos como el uso abusivo de auriculares y de los amplificadores auditivos a niveles desorbitados, es altamente perjudicial y puede implicar perder audición. El uso de los cascos no está médicamente prohibido, siempre que se escuchen a un volumen controlado, no superior a los 80-90 decibelios, y con un límite temporal diario que se puede establecer en un máximo de tres horas.

Para los padres preocupados por este problema, hay un truco casero. Si el sonido se oye mínimamente desde el exterior, el ruido es excesivamente alto. Hay una relación clarísima entre la cada vez mayor precocidad de las hipoacusias, o pérdidas auditivas, y el uso abusivo de cascos.

Más información: La regla del 60 / 60 para evitar futuros problemas de audición

Los síntomas y la importancia de las revisiones auditivas

Hay dos motivos esenciales por los que perdemos audición. Uno es la edad.  A partir de los 45 años es recomendable revisarse los oídos, sobre todo cuando hay una herencia familiar de hipoacusia. En cualquiera de los casos, en función de los hallazgos se deben repetir con más o menos frecuencia.

En cuanto a los síntomas, no es necesario notar que no se oye en cuanto a cantidad, basta con percibir que no se entienden bien las conversaciones, para que nos hallemos ante una posible pérdida auditiva. Esa es precisamente la diferencia entre cantidad y calidad de la audición. Cuando se empieza a perder una parte de las conversaciones, a no entender algunas cosas, debe encenderse la señal de alarma, porque a veces las pérdidas no tienen solución, de ahí la importancia de detectarlas a tiempo para que no vayan a más,  pero otras veces sí que la tienen cuando son detectadas precozmente.

En cafeterías o restaurantes, con ruido de fondo, generalmente entendemos sin problemas la conversación que tenemos con la persona que está frente a nosotros, pero si no entendemos lo que nos dice la persona que tenemos a uno de nuestros lados, y los demás sí, es síntoma de defecto auditivo.

Otro indicador claro es el volumen al que se escucha la televisión, cuando es necesario escucharlo dos o tres puntos por encima de otras personas, conviene revisarse los oídos. En los casos de personas mayores, lo suele advertir la familia.  El interesado no suele se consciente de su problema.

Conservar la audición a los 50. Riesgos y consejos

A nivel de estilo de vida, una alimentación sana y equilibrada es importante para el oído. El aporte adecuado de vitaminas y de nutrientes beneficia su correcto funcionamiento. El oído tiene dos sistemas. Uno es de transmisión. Lo componen el tímpano y la cadena de huesecillos. El segundo, en el oído interno, transforma la señal y la transmite al cerebro. Ambos deben cumplir a la perfección su papel, y ambos están compuestos por partes muy sensibles. El aporte de vitaminas y nutrientes de diferentes electrolitos, de sodio, de fosfatos o de magnesio permite que los dos sistemas funcionen adecuadamente. Por lo tanto, una alimentación variada, rica en frutas y verduras, es importante.  Obviamente no es lo esencial, pero sí es aconsejable.

La exposición a ruidos intensos, continuada principalmente, pero también puntual, deteriora los oídos. Cualquier sonido por encima de los ochenta decibelios es elevado y potencialmente nocivo.  El problema es que en la vida normal no sabemos nunca exactamente cuándo estamos superando ese nivel. Pongamos algunos ejemplos. El motor de una motocicleta en movimiento puede superar los 100 decibelios.  El sonido de un avión volando a baja altura se eleva por encima de los 110 decibelios. Un martillo neumático o una sierra de calar tienen igualmente un volumen excesivo. Los altavoces de una discoteca superan con creces ese umbral. Incluso en muchas salas de pesas de los gimnasios el volumen suele ser perjudicialmente elevado. Además en este tipo de locales,  por su acústica, se concentra mucho el sonido, lo que lo convierte en aún más nocivo.

Las labores propias de un trabajador de la construcción o incluso la práctica de algunos deportes como la caza, someten al oído a un estrés excesivo y lo pueden dañar. Es conveniente por lo tanto, evitar los ruidos más elevados y utilizar protección acústica cuando sea inevitable, puesto que desde el punto de vista de la prevención, contra  la herencia no se puede luchar.

La frecuencia de la exposición elevada al ruido

No solamente la exposición prolongada al ruido deteriora el oído. Desde luego, es el peor de los escenarios posibles,  pero basta con un solo disparo de un cazador o con la audición anormalmente cercana de un petardo en una fiesta, por ejemplo, para que se produzca un trauma acústico en el oído interno que puede ocasionar pérdidas.  Una exposición puntual anormalmente elevada puede hacer tanto daño, como otra prolongada en el tiempo, y en ambos casos provocar el perder audición.

Corrección auditiva. Los audífonos.

Los audífonos son dispositivos electrónicos utilizados para compensar la pérdida auditiva y mejorar las experiencias acústicas de las personas con trastornos del procesamiento auditivo. La tecnología consiste en un amplificador, un micrófono y un altavoz o receptor.

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En los últimos años, los avances tecnológicos han permitido que los audífonos se presenten en diversas formas, como detrás del oído (BTE), en el oído (ITE), en el canal (ITC) y completamente en el canal (CIC). El procesamiento digital de señales se ha incorporado en los audífonos modernos para proporcionar capacidades de amplificación de sonido más precisas, lo que ayuda a los usuarios a distinguir mejor entre sonidos de manera más cómoda.

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También hay un creciente enfoque en las opciones de conectividad que permiten la comunicación a través de aplicaciones y accesorios como teléfonos inteligentes con Bluetooth. La tecnología de los audífonos sigue siendo una parte importante para facilitar la mejora de las capacidades comunicativas de las personas con discapacidad auditiva.

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